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Ana Merino

PODER REDIMIRSE 

Lengua de plata

burlándose con un bostezo inmóvil

de las bocas cerradas

de colores rojizos,

de encías sonrosadas.


Labios morados

porque el frío

los convierte en cristales,

y las manos guardan

en cada puño

las promesas de un grito

que tal vez cambie el mundo,

o sea el simple eco de la noche

que confunde su angustia

con el llanto de un niño,

o el aullido de un perro

que le ladra a las sombras.

Lengua de plata,

mueca para quitarle el miedo

a los que cruzan el río

y llevan la medalla

de una virgen sagrada

para que les proteja

del  sol de los desiertos

que todo lo evapora.

Labios morados

porque la noche

también tiene demonios

y entre todos los infiernos

elegir estar vivo

es poder redimirse.


SI ESTÁS VIVA 

Si estás viva

tendrás que acostumbrarte

al desamor

con su desapacible exuberancia;

neutralizar

cualquier indicio

de su patógena presencia

para volverte inmune

sin perder la cordura.


Ser metódica,

tragar el desafecto

con ternura

y reírte en secreto

de tu propia tristeza.


Si logras superar

este fracaso,

te harás adicta

a lo que más te duele,

al entramado hostil

de las causas perdidas

que deambulan contigo

por esa geografía

de plenitud ingrávida

que te ayuda a volar

cuando los espejismos

se mezclan con las huellas

de los rinocerontes

que lloran enjaulados.


Silencia lo que intuyes,

drena su desnudez

para que cauterice,

y nunca olvides

que el tiempo enamorado

es una medicina

que se agota,

entonces no podrás

ocultar sus secuelas.


Ana Merino, Curación (Visor, 2010)

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